El uso excesivo de dispositivos con tecnología está generando un grave impacto en la salud mental y física de las personas. Expertos advierten que la hiperconectividad, sin límites claros, aumenta casos de ansiedad, estrés, depresión e insomnio, alterando por completo la calidad de vida de quienes no regulan su exposición a pantallas.
La tecnología y sus efectos en el cerebro y el sueño
Estudios confirman que la luz azul de celulares, computadoras y tablets suprime la producción de melatonina, hormona clave para regular el sueño reparador.

“El cerebro interpreta esta luz como si fuera solar, retrasando el descanso profundo y generando fatiga crónica”, explica la psicóloga Nayeli Navarrete.
Además, la estimulación constante de redes sociales y notificaciones mantiene al cuerpo en estado de alerta permanente, elevando los niveles de cortisol (la hormona del estrés).
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Si presentas estos síntomas, la tecnología podría estar afectando tu salud:
- Dependencia al celular: Revisarlo compulsivamente, incluso al despertar o en medio de conversaciones.
- Ansiedad por desconexión: Sudoración o nerviosismo al no tener el dispositivo cerca.
- Insomnio tecnológico: Dificultad para dormir tras usar pantallas antes de acostarte.
- Aislamiento offline: Prefieres interacciones virtuales a encuentros presenciales.
- Agotamiento sin causa: Cansancio físico y mental pese a dormir “suficientes” horas.
- Pérdida de concentración: Incapacidad para enfocarte en tareas sin revisar el teléfono.
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Soluciones prácticas:
- Horarios sin pantallas: Establece “zonas libres de tecnología” (ej: comedor, cama).
- Rutina pre-sueño: Apaga dispositivos 90 minutos antes de dormir; reemplázalos con lectura o meditación.
- Uso consciente: Usa apps que monitoreen tu tiempo en pantalla y establezcan límites.
“La tecnología no es el enemigo, pero debemos dominarla antes de que ella nos domine a nosotros”, concluye Navarrete.
Integrar estos hábitos no solo mejora el bienestar emocional, sino que devuelve el control sobre tu tiempo y energía.