La economía mexicana se mantuvo estancada en abril, de acuerdo con los datos más recientes del Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE), publicados este lunes por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Con una variación mensual de 0.0%, el país dejó atrás la contracción de marzo, cuando la actividad económica cayó un 0.2%, pero no logró retomar el crecimiento.
Este resultado refleja el efecto de un contexto económico marcado por la volatilidad internacional y la desaceleración de la demanda interna, factores que han limitado el dinamismo productivo, especialmente en los sectores más relevantes para el PIB. En el desglose del IOAE, se observa que tanto las actividades secundarias (industria) como las terciarias (servicios) sufrieron una leve caída del 0.1% mensual, lo que contribuyó a la parálisis general del aparato económico.
Incertidumbre y señales mixtas
Analistas han señalado que esta falta de crecimiento se da en medio de una coyuntura incierta, particularmente por el entorno de política económica en Estados Unidos, principal socio comercial de México. Las decisiones tomadas en materia de comercio e inversión al norte del río Bravo han generado un efecto dominó en la región, desacelerando las expectativas de expansión.
Aunque en el primer trimestre del año el Producto Interno Bruto (PIB) logró evitar una “recesión técnica” al registrar un modesto crecimiento de 0.2%, dicho avance fue impulsado principalmente por el sector primario (agropecuario), que representa solo el 3.4% del total del PIB y que, además, es altamente volátil.
“La posibilidad de recesión no está descartada”, advirtió en su momento Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base. Según la especialista, el repunte inicial del año no representa una recuperación sólida ni sostenida, por lo que urge monitorear con cautela la evolución de la economía en los próximos meses.
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Hacienda defiende escenario de crecimiento
Pese al panorama poco alentador, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), encabezada por Edgar Amador Zamora, mantiene una postura optimista. En su reciente conferencia sobre finanzas públicas, el funcionario aseguró que los datos actuales no indican una contracción generalizada, y que la economía mexicana aún presenta signos de resiliencia ante los choques externos.
Amador subrayó que el país ha enfrentado una etapa de alta volatilidad, sobre todo por los cambios en la política comercial de Estados Unidos y una reducción del consumo interno. No obstante, sostuvo que el desempeño económico “es consistente con un ajuste ordenado” y reiteró que México sigue en una fase de expansión.
Perspectivas encontradas
La SHCP mantiene su pronóstico de crecimiento anual en un rango de 1.5% a 2.3%, cifra considerada demasiado optimista por varios analistas y organismos internacionales. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el crecimiento económico mexicano en 2025 será de apenas 0.3%, lo que refleja una visión más conservadora ante los desafíos estructurales y coyunturales que enfrenta el país.
En este escenario, el rumbo de la economía mexicana dependerá en gran medida de factores externos (como la evolución de la economía estadounidense y las condiciones geopolíticas), así como de la capacidad interna para fomentar la inversión, aumentar la productividad y fortalecer el mercado interno.